Teóricamente la comunicación virtual abarca las
comunicaciones en que los intervinientes preservan su identidad de una relación
física mediante una forma telemática que evita el compromiso expreso de la
propia personalidad. Ahora bien, como la comunicación virtual es una actividad
dinámica, es muy posible que aproximarse a dar una definición concisa la haga
quedar superada en poco tiempo por la realidad social. Una característica que
posee es que permite un cierto anonimato que permite reproducir de uno mismo la
imagen ideal que se quisiera dar, y así difundir una personalidad virtual
paralela a la propia realidad de cada persona.
Para muchos la única comunicación virtual es la que se ha
creado al amparo de internet, pero conviene recordar que las redes de
radioaficionados existentes desde decenas de años antes servían a tal utilidad.
También en el último tercio del siglo pasado surgieron agrupaciones telefónicas
de chat, que mediante conexión conjunta de líneas podían compartir experiencias
de modo virtual. Incluso programas radiofónicos y televisivos, como los sigue
habiendo hoy, se han diseñado para servir de comunicación abierta para cuanto
se quiera decir a la comunidad, u opinar en línea sobre en tema propuesto y
moderado por un profesional.
No obstante, la difusión de internet y su
instrumentalización por las redes sociales son las que han extendido la
comunicación virtual a dimensión global por el uso común de las computadoras
personales y las variantes de telefonía digital. Foros de discusión, grupos de
correo, chat, tablones de anuncios, retratos personales, agendas de grupo...
son iniciativas de comunicación virtual extendidas y consolidadas en el mundo
desde páginas web, redes sociales y blogs, dirigidos a personas de toda edad,
cuya implicación se suscita en razón de que el contenido de la posible
comunicación converja con la ilusión mental de cada partícipe.
¿Favorecen a la sociedad las posibilidades la comunicación
virtual? Ha sido su implantación tan masiva y rápida que su impacto
sociológicamente tardará tiempo en evaluarse. Entusiastas y críticos aducen
valores y deficiencias, aunque estas últimas parecen ignoradas por la
contundencia de su utilización, por lo que quizá la reflexión hoy en día más
pertinente puede ser sobre el marco de libertad que ampare o restrinja la
adición a esa forma de comunicación. La vertiente positiva puede estar en la
proximidad de intercambiar contenidos culturales, participar en juegos,
interesarse por temas de sociedad, establecer amistades, practicar idiomas,
compartir información, expansión sentimental, etc. La vertiente negativa es la
de que todas esas posibilidades puedan construirse tan al margen de la realidad
que constituyan un ideal que condene a la mente a vivir en unas coordenadas
ficticias alejadas de las relaciones físicas en las que se desarrolla la vida
real.
CIBERGRAFÍA: http://www.papelesparaelprogreso.com/numero64/6410.html
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